Más allá de ser una tendencia tecnológica, la IA es una herramienta poderosa que nos ayuda a abordar desafíos ASG (Ambiente, Social y de Gobernanza) prioritarios para la humanidad como el cambio climático. Hablar de retos como el uso más eficiente de los recursos, la democratización de la información de valor, el acceso a la educación y el ingreso al sistema financiero tiene todo que ver ahora con este campo de la informática que automatiza procesos y fortalece las capacidades predictivas.
Las herramientas tecnológicas avanzadas tienen el potencial de acompañar procesos de investigación social más profundos que los netamente comerciales, nos permiten obtener recolección acelerada de datos, análisis detallados y predicciones sobre las cuales se desarrollen soluciones.
Para entenderlo más fácil, la inteligencia artificial puede ser trascendental para tomar decisiones de acuerdo con ciclos de consumo y necesidades, lo que permitiría, por ejemplo, reducir el desperdicio gracias al ajuste de procesos productivos del agro; eliminar barreras de acceso al sistema educativo, financiero o de salud. En consecuencia, ayudaría a reducir niveles de pobreza .
Un uso inteligente para las herramientas digitales
A diferencia de IA, sobre herramientas digitales y redes sociales llevamos muchos años debatiendo y, cada vez más, son parte de las dinámicas diarias en ámbitos privados, personales y laborales.
Sin embargo, parece seguir siendo un mundo que todavía tenemos por explorar desde el punto de vista de las organizaciones sociales. Más allá de dar a conocer las organizaciones y su marca es hora de entender su poder para maximizar el impacto social y alcance de los proyectos.
Las redes sociales y las diferentes plataformas tienen herramientas digitales integradas que acercan a las organizaciones con los diferentes públicos objetivos, aliados o cooperantes. Trascienden fronteras y llegan a lugares impensables con el único fin de generar un ecosistema integrado y movilizado por temas de interés en común.
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